Y pensar que de donde vengo es el vacío y donde voy es la inconsciencia

sábado, 5 de junio de 2010

Nésfer: Maybe 1


Susurraba algo mientras se dirigía hacia la habitación. Cubierta su cara con la máscara de siempre. Un armazón metálico que le cubría los ojos y la mitad de la nariz, que trepaba por su frente cubriendo varios centímetros del nacimiento del pelo azul turquesa, largo y liso hasta las puntas, poco por encima del final de la espalda.

Las manos enguantadas de negro acariciaban las paredes del pasillo. Nadie le saludaba. Simplemente se apartaban. Era poco más que un monstruo. Útil, pero peligroso.

Ella hacía explotar cosas sólo con pensarlo. Sólo con mirara a través de esa mascara que no se quitaba nunca, azulada con una banda luminosa atravesándola a la altura de los ojos. Sólo con un movimiento de sus labios. Sin saber lo que pasaba por debajo del metal ni por dentro de su mente.

Empezó a canturrear una canción desconocida. Sin casi mover sus labios, sin una sonrisa, como siempre. Llegó a su habitación y la puerta se abrió sólo posando sus dedos en el interruptor.

El hecho de que nunca hablara había sido motivo de que todo en su habitación fuese manual. Pasó al lado de la cama siempre hecha, sin estrenar. Caminó hasta el armario y se quitó el traje sin dificultad. Ella nunca llevaba casco, no lo necesitaba, estaba modificada para poder sobrevivir con reservorio de oxigeno en condiciones anaerobias, incluso en el vacío. Pero no por mucho tiempo, por eso su máscara comprendía una zona capaz de ampliarse y cubrir su cabeza, produciendo oxigeno y funcionando en general como un casco.

Tiró el traje al suelo y se agachó cuidadosa al lado para enchufarlo. Desnuda se metió en la ducha con la cara aun oculta, encendió el grifo y se agachó despacio bajo en agua hasta hacerse un ovillo en el suelo de la bañera. Canturreando y abrazada a sí misma.

Al cabo de un rato se levantó y se secó con la toalla también negra. Nadie sabía su color favorito, por eso habían elegido el negro. Negro para el traje, para la ropa diaria, para el uniforme, para las sabanas, toallas, moqueta, muebles.

Desnuda salió del baño y adoptó la misma postura en una esquina, con la cabeza apoyada en un lado de la gran cama. Poco a poco se quedó dormida, respirando de una manera pausada pero fuertemente agarrada a sus propios brazos.

Nadie creía que ella fuera retrasada, más bien era muy inteligente, lo había demostrado en repetidas ocasiones. Simplemente en la entrevista para ingresar en la Hurbia. Se presentó ante el jurado y no dijo nada.

-En tu ficha pone que te llamas Maybe. ¿Es así?

No contestó. Su presencia allí delante del jurado era intimidante.

-Muy bien, Maybe. ¿Qué sabes hacer?

Se giró hacia la compuerta desde donde debía salir el muñeco objetivo para pruebas de lucha. Y el jurado captó la indirecta. Accionaron la simulación y el muñeco comenzó a moverse lentamente hacia donde se encontraba ella.

De repente explotó. Una de las placas metálicas se precipitó sobre la cabeza de una de las evaluadoras, que no tuvo ocasión de esquivarla. Simplemente cerró los ojos y esperó el golpe… que no llegó. Abrió los ojos y descubrió la pieza quieta en el aire, frente a su cara. Aquella chica de pelo azul le miraba, escalofriante, por detrás del mecanismo de su cara.

Tras un par más de pruebas tales como puntería y lucha cuerpo a cuerpo decidieron que era mucho mejor tenerla de aliada que de enemiga e ingresó en la Hurbia como cuerpo especial de defensa contra Nésfer, compuesto por otras tres chicas más.

Maybe pasó pruebas de coeficiente con calificaciones envidiables. Test de psicología impecables. Pruebas de comportamiento social de la manera más correcta. Pero no por ello dejó de intimidar a la gente que le rodeaba. Aquella chica de labios preciosos y rostro desconocido miraba sin ojos de una forma tan penetrante que hacía sentir que la piel se derretía por encima de los huesos.

Se despertó temprano con el sonido del teléfono. Sus brazos habían quedado marcados con profundos surcos allí donde sus dedos agarraban la carne. Se levantó y pulsó el botón de descolgar. La cara de Zoe lucía preocupada en la pantalla.

-Maybe, tengo que hablar contigo. Acércate a mi despacho.

1 comentario:

  1. Que habra debajo de esa mascara... chun chun chun.

    Siempre tiene que haber un personaje rarito en la historia xD.

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