Y pensar que de donde vengo es el vacío y donde voy es la inconsciencia

miércoles, 21 de abril de 2010

Nésfer: Zoe 1

Bueno, aquí empieza la historia que pretendo que sea mas o menos larga. En fin, los biologos se me van a echar a la chepa...U.U
El título es Nésfer.

Zoe 1



Año 3454

-Esos cabrones están entrando.
Giro la vista y miro la pantalla, donde se confirma lo que me acaba de decir la encargada de los sistemas de seguridad, y espeto un sonoro “mierda”.
Pero no me preocupa mucho, son vulnerables y tengo el mejor equipo de seguridad que se ha tenido nunca. Desde mi pantalla veo como entran en acción: Dina, vestida de rojo, se acerca a un bicho y los destruye de una sonora patada contra el material de su piel. Ellera, vestida de morado, levanta los puños y destroza el tejido espeso pero traslúcido con sus cuchillas de oxigeno. Junio, vestida de verde, que agarra con fuerza su condensadora y dispara haciendo que parezcan coladores. Y Maybe, vestida de negro, que simplemente hace que exploten.

No suelen sobrevivir, pero si alguno se acerca más de lo normal, están preparadas. Saben cómo moverse para no tocarlos, cómo y dónde dar con las zonas cubiertas de meitnerio, Mt, que protege el cuerpo humano y daña a los nésferos.
Poco a poco acaban con ellos, apenas son unos seis, ¿por qué tan pocos? No importa, tenemos que seguir nuestro camino y mando a un grupo nutrido de técnicos a que sellen la brecha. Desde luego mi nave está llena de cicatrices, parece que esté hecha de remiendos de otras naves. En su momento fue la mejor. Pero aun se mueve, y cada vez estamos más cerca.

Tenemos que llegar cuanto antes. Últimamente las cosas no van tan bien como debería, las inseminaciones no surten efecto, o por el contrario nacen mujeres normales o varones deformes. Es un lío. Realmente no deberíamos haber tomado aquella iniciativa, deberíamos haber plantado cara, como hace una mujer hecha y derecha. Pero dejamos que esos bichos horribles se llevasen a los varones y optamos por arreglárnoslas solas. El único hombre que he visto desde mi ingreso en la Hurbia ha sido el suboficial de la nave, y salió bastante bien, pero es un incordio, todas están a su alrededor, como malditas moscas. ¿Para qué coño quieren un hombre si no funciona?

Mi trabajo es el más estresante del mundo. Me levanto y ordeno a la tripulación que me avisen si sucede algo. Quiero un baño, y sólo los nésferos me lo pueden impedir.
Llego a mi camarote. Es bastante grande y lujoso, pero me hubiese conformado con uno medio. Soy una mujer dura, como muestran ahora mis facciones. En el espejo veo una cara nervuda y severa. Antes era guapa, ahora los nervios se han comido mis pómulos, y mis labios se están llenando de arrugas. Me moriré sin tener hijos, pero no nací para ello. Me desnudo y mando al ordenador central que me llene la bañera.

-Temperatura, señora.

-¿Y yo qué coño sé? A cuarenta grados, supongo, siempre me preguntas lo mismo.

-Lo lamento, señora.

Me gustaba más cuando simplemente abrías el grifo y salía agua. En fin, mi cuerpo está endurecido como el cuero y la temperatura caliente no es un inconveniente. Cada vez que veo la cicatriz en mi pecho recuerdo aquel enfrentamiento. Si a mis chicas no les toca ninguno, ¿por qué a mí sí pudo darme? Su quemadura es fea, y dolorosa. Que tengan una piel tóxica para el ser humano es un inconveniente bastante destacable. “Mierda”. No puedo seguir mirándolo mucho más tiempo, aquel hijo de puta me destrozó el pecho, mi carne se arrugó dejando a la vista mi esternón. Es un alivio que la medicina esté tan avanzada, salvaron mi vida y taparon mis huesos de nuevo, pero quedó todo magullado, rojo y lleno de bultos. Mis senos se cayeron, pero pude recuperarlos con mucho ejercicio. Con la ropa parezco una persona normal.
Me meto en la bañera y enciendo el proyector. Es una historia que me he leído miles de veces, pero me gusta leer en el baño y esta de cómo se cargaron a la humanidad alimenta mi odio y hace que trabaje mejor.

Nuestro mundo era normal. Bueno, comparado con lo que he leído no era tan normal, pero todo funcionaba bien: la capa de oxigeno artificial, los alimentos creados en laboratorios y los malditos aparatos que lo hacían todo por ti, todo funcionaba bien. Entonces llegaron ellos. Fue de la noche a la mañana, los hombres desaparecieron. Intentamos combatirlos, pero nuestro acero, el que nos había matado siempre los unos a los otros, no funcionaba contra ellos. Los bichos arrasaban con todo.

Les pusimos nombre, nésferos, y los pudimos ver en todos los noticieros, con sus púas en vez de manos, sus patas articuladas como las de los artrópodos y sus caras vacías, con la cabeza sin rastro de receptor o aparato comunicador. Eran como sombras. Todo ello recubierto de una fina pero resistente piel traslúcida, ligeramente azulada. Sus órganos se burlaban de nosotros, eran inalcanzables pero visibles. Cogieron a todos los machos de la raza humana. Las mujeres no les interesaban y aun no sabemos por qué. A pesar de pillarnos de improvisto conseguimos unos cuantos ejemplares para estudiarlos.

Yo era una de las científicas, lo viví en primera persona. Nuestros trabajadores se habían reducido a la mitad. Aun quedaban algunos hombres, pero la mayoría habían desaparecido. Muchas mujeres habían muerto también, pero todos nos dedicamos al estudio del nésfer. Sufrimos decepciones y accidentes. Muchos científicos sufrieron quemaduras tóxicas imparables, que no se detenían hasta comerse hasta el hueso.
Probamos todo tipos de armas primero, nada. Después analizamos la piel, el elemento del que estaba compuesta no existía en la tierra, le llamamos Nerfierum. Más tarde utilizamos el resto de elementos para intentar destruirla o cortarla, y lo conseguimos, pero los avances necesarios para ello eran desmesurados. El oxigeno sólido, en forma de cuchillas de grosor molecular se hundía a la perfección en la superficie azulada, tan sólo hacía falta un campo de fuerza capaz de mantener alrededor la temperatura óptima para que se mantuviese sólido. Y el Mt lo paraba y lo soportaba, era más fuerte que su piel, pero menos estable.

Nos dedicamos a estabilizar el Mt, fue muy complicado, intentando enlaces con otros elementos, pero se hacía frágil. Al final un campo de electrones fue capaz de hacerlo. Pero sólo trajes especiales estaban preparados para ahorrarnos un cáncer al estar cerca del campo.

Cuando fuimos capaces de abrirlos los estudiamos. Esos bichos se alimentan del aire, y son capaces de vivir de nada durante días. Aquellos “animales” no morían. Los pusimos juntos y sólo pasaron unos al lado de otros, no se relacionaban. Pero a la hora de atacar, atacaban todos juntos.

Sus órganos eran extraños, incluso estando estirados sobre la mesa. Al menos la composición era la típica terrestre, eso era un alivio. Sólo carecían de un aparato: el reproductor. El resto era “normal”, pero entonces, ¿por qué se llevaron a los hombres?

Seguimos con los estudios. Mejorando un traje de combate, sin ni siquiera tener a quien lo llevara puesto. Analizando la alimentación y la respiración. Miles de poros atravesaban la piel para dar a parar dentro de un gran estómago-pulmón gigante, que ocupaba casi todo el cuerpo. Respecto a la interacción con el medio, cada poro tenía un quimiorreceptor incorporado. Sentían el aire, los olores, las hormonas e incluso el calor a través del movimiento, el estado y la situación de las partículas químicas que les rodeaban. Era fascinante.

Pasé 7 años en aquellos laboratorios y sólo un bicho murió en todo ese tiempo. Entonces nos dimos cuenta del error: había pocos hombres, quizá un 5 % de los que había antes. La raza no sobreviviría. Fue cuando dejamos de jugar a ser dioses para empezar a serlo.

Hasta aquí la primera parte, a ver que tal.

1 comentario:

  1. A mi me ha enganchado mucho >.<. Hay muchos tecnicismos biologicos que parecen creibles y todo, a ver como abanza esto :P. La ultima frase, mitica y genial ^^.

    PD: Como consejo dejaria espacios entre puntos y aparte, sino se hace un poco ladrillo de leer y vistosamente queda mejor.
    muack

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